Hoy, como actividad complementaria a los queridos estudios, he ido a ver "Las 13 Rosas" al Cine d'Or (por cierto, lo recomiendo encarecidamente, dos pelis de reestreno por 3 euros y puedes llevarte la merienda/la cena para ingerirla mientras ves la historia) y claro, aparte de los hechos históricos una persona como yo, tan politizada, no puede dejar de plantearse ciertas cosas.

Y es que realmente, ya han pasado casi 70 años desde que un tal Francisquito se propusiera levantar al ejército para acabar con la II República, ya que según él y aquellos que le siguieron en su traición (porque eso es un hecho, Franco era un general de la República y traicionó su propio juramento militar; por cierto, este hecho es muy curioso, porque claro, según el código militar la traición está penada con la muerte, sin embargo a aquellos que se mantuvieron fieles fue a los que se les aplicó esta pena... curioso) en el país se iba a producir una revolución que acabaría con la querida España y con el orden y libertad en ella. Esto también es algo curiosísimo, ya que fue precisamente la sublevación falangista la que precipitó en numerosisímos lugares de la península las colectivizaciones, la toma del pueblo de las armas, la resistencia de los guerrilleros, en definitiva, la Reacción falangista frente a la posible revolución provocó la Revolución.

Sin embargo hoy en día, 2008, ante la palabra fascistas o la palabra rojos todavía giramos nuestra vista hacia quién la ha pronunciado. Aún hoy cuando en un bar se escucha una conversación con elementos como "Franco" o "República" casi se puede oler el pánico ante los derroteros que puede llevar esa charla. Y es que podrá hacer 70 años de que se produjera la sangirenta lucha entre hermanos, podrá hacer 30 de que el pequeño enano muriese, pero las heridas no se han cerrado. En este país la guerra civil no acabó el 39, ni hemos olvidado las atrocidades que en ella se cometieron (y por ambos bandos, en la guerra por muy justos que pueda considerar unos ideales u otros la sangre y los crímenes que se cometieron no lo fueron ni de lejos). Así como tampoco las que los fascistas cometieron a placer tras su victoria.

Pero realmente el problema no está en que no las olvidemos, aquello jamás debe ser olvidado. Si olvidamos la historia sólo la repetiremos una y otra vez, como hemos hecho siempre. Debemos procurar que, como bien dijeron las 13 Rosas, "Que nuestro nombre no se borre en la historia". No, lo que ocurre es que en estas tierras los que cometieron los crímenes jamás pagaron por ellos. Y claro, ya hoy en día esta solución para acabar con las heridas abiertas es un poco compleja, resucitar a los líderes de la falange para juzgarlos es una solución un poco compleja. Tal vez algún día.

Pero el problema es que en 30 años de "democracia" hasta hace un par de años nadie se había preocupado de este gravísimo problema que se arrastra desde hace tantísimos años. Vale, está muy claro que en sus comienzos la "democracia" no era precisamente un sistema suficientemente estable como para pensar siquiera en sojuzgar a todos los guardias civiles, generales, militares, policías, políticos.... que hubieran estado relacionados con los crímenes de la dictadura. Pero coño, yo creo que ya va siendo hora de que intentemos arreglar el miedo al odio político, tan arraigado aún.

Y más lejos aún, va siendo hora de que acabemos con todas esas ideas de que las ideas políticas opuestas deben llevar inevitablemente a las manos o a la agresividad cuando no se pueden defender. Yo, como supongo que habréis podido observar a lo largo de mi trayectoria en este blog, soy más rojo que un camión de bomberos. Sin embargo jamás he pegado a nadie por mis ideas, y el día en que lo haga podréis señalarme con el dedo y gritarme ¡Me das asco! Porque considero que las ideas políticas son justamente eso, ideas, y por lo tanto deben ser defendidas mediante la palabra, mediante la argumentación. Y claro, soy una persona, y por lo tanto me enfado muchas veces ante algunas ideas que considero totalmente deleznables (véase: xenofobia, homofobia, defensa de desigualdades o injusticias...) y cuando me enfado me enciendo y mis argumentaciones se vuelven agresivas, intentan acabar con toda raíz de estos vergonzosos "pensamientos". Sin embargo, cuando veo que me estoy enfadando demasiado y que la conversación no conduce a nada, prefiero callarme la boquita (si estoy en un bar, la alternativa es beber un buen trago de cervecita fresquita) y continuar otro día más tranquilito. Porque a pesar de que la rabia siempre late bien fuerte me gusta utilizarla únicamente para dos cosas: para escribir y argumentar firmemente y para apretar bien fuerte los dientes y ahuyentar los malos ratos. Como dicen los Desera, ¡¡Haced que acabe el pensamiento intolerante!!

Y aunque parezca un poco contradictorio (tal vez algún día lo explique) ¡Por la 3ª!



PD: tras este tochazillo, comentar que la película aunque no sea una izquierdada suprema, han sabido atacar bien profundo a la vena sensible. Alguna lagrimilla se escapa seguro. Recomendable encarecidamente también ^^

1 comentarios:

Aeleaonor dijo...

holaaa, bueno yo queria decir q las trece rosas ha sido la primera pelicula con la q he llorado. ( q llorera mas tonta)la verdad esq aaron antes era un pijillo y gracias a dios le cogimos a tiempo y ara es mas rojo q yo ( mas q nada x no soy tan ilusa de ser roja, soy republicana^^)y la verdad muxas veces me pilla la vena red y me dan ganas de apalear a todos los skis q hacen q muxiiiisisisima gente viva con miedo, o amenazada por los mismos, la cual cosa es detestable,pero siempre hay q pensar q la violencia es lo q ellos utilizarian y eso nos convertiria en red skins y qizas sea lo ultimo q necesitamos;convertirnos en unos animales sedientos de violencia.