Viendo que ya van comenzando las campañas publicitarias navideñas, eso sí cada vez antes a ver si podemos consumir un poco más que el año pasado, me gustaría convencer al menos a una persona de que no compre este año dos regalos: ni pieles, ni mascotas.

¿Y por qué digo esto? Por razones muy sencillas, pero vayamos por partes. En el tema de las pieles, es de todos conocido (espero) que para obtener una piel de animal son necesarios diversos pasos, ninguno exento de [ironía]sentido común[/ironía]:

  1. Criar al animal en cuestión en unas jaulas de un tamaño tan reducido que ni tan siquiera puede darse la vuelta, aún a pesar de que sabemos que todo animal necesita un espacio amplio para moverse. En el caso de animales algo más grandes, como los zorros, se les hacina en corrales de reducidas dimensiones, completamente insuficientes. Muchos de ellos se vuelven literalmente locos.
  2. Tras una vida de calidad muy deficiente cuando se considera que el animal alcanza el tamaño adecuado se le saca de la jaula y se le deja inconsciente. Pero no con una inyección o con tecnología punta (para que ahorrar sufrimiento) se le golpea la cabeza contra el suelo o con un martillo.
  3. Tras ello, y mientras el animal sigue vivo, se le va despellajando poco a poco dejando en carne viva todo su cuerpo. Por supuesto, durante la tremenda tortura el animal despierta, sintiendo todo el dolor de que le arranquen la piel con un cuchillo (sí, de nuevo la tecnología aplicada). Finalmente se deja morir al torturado, ya sea por la conmoción del dolor o por desangramiento (compasión ante todo).
Tras esta explicación supongo que ya se habrá despertado el profundo odio y asco que siento hacia el negocio peletero, que vive del sufrimiento innecesario, puesto que las pieles sintéticas son más fáciles de producir, no producen tanto dolor y son mucho más baratas.

Pero al fin y al cabo los peleteros son unos oportunistas, ya que, siendo o no unos cabrones, siguen vendiendo sus productos y obteniendo enormes beneficios de estas matanzas. Por lo que quienes son los verdaderos culpables son los consumidores, todas esas ricachonas que necesitan demostrar su estatus social luciendo carísimas pieles y manchándose las manos de sangre; todos esos hombres que visten con chaquetas de cuero o cualquier otro tipo de piel. Esos son hacia los que debemos dirigir nuestros gritos y nuestros actos. A ellos debemos convencer y disuadir de que sigan colaborando con la tortura, y que empecemos a redirigir a la especie humana al pedastal donde nos tenemos y del que estamos verdaderamente lejos.

Para los que no hayás quedado convencidos, os dejo este vídeo donde ya finalmente se pone de relieve nuestra grandiosa naturaleza como seres superiores. Es realmente repugnante, pero os aocnsejo que lo veáis si estas imágenes sirven para que no compréis pieles nunca:



Y dejo para mañana el tema de las mascotas, que no quiero sobrecargar los niveles de odio hacia la humanidad.

1 comentarios:

E. Lorente dijo...

Es uno de los videos que nunca e podido ver...

xdddd


Manda cojones pero es así. Este tema es de los pocos que me puede dejar...nose incrédulo/de mala ostia/ de bajón....y demás cosas.xd


Saludos tio